Hablar de “dignidad” cuando hablamos del fin indeseado de una relación de pareja es hablar del componente básico para la recuperación propia y por que no de la relación perdida.

 

El sufrimiento en esos casos proviene del amor que sentimos por la persona que en teoría estamos perdiendo en esos momentos (y digo en teoría porque posiblemente ya la habíamos perdido mucho antes sin habernos dado cuenta), pero sin dudas dicho sufrimiento también proviene del poco amor que estamos teniendo por nosotros mismos.

Y es la suma de esos dos sentimientos la que nos lleva a cometer actos dignos de formar parte de las escenas de la más espantosa película de terror.

 

. Permanecer al lado de una persona que ya nos comunicó su intención de terminar para “ver si la vuelvo a enamorar”.

 

. Fingir una relación de “amistad” para “no perderla del todo”.

 

. Pedirle otra “oportunidad” como si una relación se tratara de un puesto de 9 de área que se comió tres goles hechos la última fecha.

 

. Descubrir clarísimos mensajes que denotan una clara infidelidad o relación paralela en su teléfono y hacernos olímpicamente los tontos cambiando el dicho “ojos que no ven corazón que no siente” por “ojos que ven, cerebro que no registra”.

 

. Hablar con cuanto amigo en común podamos para contarle de nuestra desdicha y de los destrozados que estamos con el fin de provocar la lástima y así una de esas…por ahí si le damos pena vuelve…

 

La lista de acciones que denotan falta de dignidad puede ser interminable.

La dignidad es el valor que nosotros mismos nos asignamos.

Y el valor que nos ponemos está dado por nuestros actos, por el respeto que demostramos tener por nosotros mismos.

Si nos ponemos un valor bajo lo lógico es que desde afuera también nos vean como alguien de poco valor. Y que persona puede sentirse atraída por alguien de bajo valor?

 

“No quiero ni puedo estar sin ella” es el pensamiento de alguien que no se quiere a sí mismo.

“Aunque me duela, si no me quiere no me sirve” es el pensamiento de alguien con dignidad y amor propio.

 

Claro que una cosa es el pensamiento y otra el sentimiento.

Ni al campeón mundial de la dignidad nadie lo salva de padecer el desagradable sentimiento provocado por el desamor, esa tristeza, ese nudo en el estómago, esa presión en el pecho, esas ganas de llorar, ese imaginarla con otro y…

 

Pero con dignidad, estamos atravesando el camino de salida. Tal vez lentamente, tal vez con dolor, tal vez con angustia, pero estamos caminando.

Sin dignidad, no hay camino.

 

Sin dignidad, no hay nada.

 

VAMO NENEEE!!

 

QUERETE!!

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