Cuantas veces habremos dicho esa frase.  Y cuantas veces la habremos escuchado.

Y si nunca fuimos los protagonistas de ese episodio seguramente en algún momento le habremos estado prestando el oído a algún amigo o amiga que con cara de carnero degollado nos decía: “Me dijo que no quiere una relación seria”.

 

Ahora yo me pregunto ¿Existe la posibilidad de conocer a otra persona que nos encante, nos enamore, tenga todos (o casi todos) los atributos que buscamos en una pareja y con la cual no querramos tener una relación seria simplemente porque tenemos instalada esa premisa como un ideal de vida auque sea temporal?

Particularmente creo que no.

Casualmente la semana pasada estaba realizando uno de esos “prestamos de oído” a mi amigo Matías.

-Es que ella dice que soy el tipo que toda mujer querría tener pero que en este momento no quiere una relación seria –me cuenta.

-Y bueno….proponele una relación poco seria –le respondí.

No sé si lo hice pensando profundamente lo que le estaba trasmitiendo o porque veía casi imposible que con el enamoramiento que mi amigo tenía pudiera hacerlo entrar en lo que sería un pensamiento lógico deductivo.

 

Tanto hombres como mujeres deberíamos asumir, por mucho que nos duela, que esa frase en la totalidad de los casos viene “incompleta”.

A esa frase le faltan dos palabritas mágicas que le darían sentido y coherencia.

Y lo mejor del caso es que esas dos palabritas están implícitas. Existen en forma tácita y cualquier persona con sus facultades mentales intactas las vería tan claramente como se ve un cartel gigante con luces de neón.

Esas dos palabras mágicas son “con vos”.

Por lo que la frase completa sería “No quiero tener una relación seria con vos”.

 

¿Por qué digo “cualquier persona con las facultades mentales intactas?

Porque como digo en mi libro “Mi ex novia” el enamoramiento es una enfermedad mental transitoria que bloquea el buen funcionamiento del cerebro… etc. etc…”

Y es por eso que en la necesidad de escuchar lo que deseamos escuchar, obviamos inconscientemente esas dos palabras que le darían a la frase un significado coherente.

Preferimos colgarnos de todos los elogios recibidos como “sos la persona que cualquiera quisiera a su lado” y le tratamos de buscar la vuelta para “convencer al otro u otra de que si tan buenos somos lo mejor que le puede pasar en la vida es tener una relación seria con nosotros.

 

También da la casualidad que esa frase nunca la dice una persona con la que de nuestra parte tampoco existe la intención de tener una relación seria. Siempre la dice alguien con quien pasaríamos sin ningún tipo de problemas el resto de nuestras vidas.

“-No quiero una relación seria.

-Yo tampoco!! Iupiii!!”

No…nunca pasa.

¿Por qué?

Porque cuando nos dicen eso es para detener el embale que percibieron en nosotros.

Y claro…ver que estamos ante una mentira piadosa para sacarnos de circulación con un mínimo de elegancia y humanidad es algo que nos duele. Y ante el dolor ponemos mecanismos de defensa.

El problema es que esos mecanismos de defensa nos hacen perder tiempo.

 

“¿No querés una relación seria? Uy…yo sí. Y bueno, la buscaré por otro lado. Cualquier cosa hablamos, eh? Bye”.

 

Digo…¿no?

 

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